martes, 17 de junio de 2008

Contra el fascismo.Video homenaje a Carlos

"Al fascismo no se le discute, se le destruye"


Somos muchos, y aún podemos luchar

martes, 10 de junio de 2008

Entrevistas con Carlos Pérez Soto

--Extractos

-¿Por qué no quiere fotos?


- Es un gesto para señalar que en una sociedad donde
la visualidad está tan presente, las imágenes deberían formar parte de la esfera de
privacidad de los ciudadanos. En una sociedad parlanchina y gritona como ésta, ni
los niños ni los bárbaros ni la mayoría de los periodistas distinguen entre lo secreto
y lo privado.

-Además que en Chile todos quieren salir en la foto. Sin embargo, la privacidad
no es una categoría marxista sino liberal.


- Sí claro, y eso implica que uno tiene
ciertas garantías de que hay democracia cuando los ciudadanos pueden ejercer su
autonomía libremente, o sea cuando los poderes públicos no pueden intervenir ni
en la familia ni en el interior de la conciencia. Este es un país totalitario en ese
sentido: se mete en si la gente puede abortar o no, ver o no ver determinado cine.

-¿Y esto es un aprendizaje suyo de lo que significaron los socialismos reales?

-Me han dicho que existieron los socialismos reales. A mí me impresiona más el
totalitarismo luminoso, sonriente, aparentemente tolerante de las sociedades
industriales. El totalitarismo soviético era de un primitivismo fácilmente criticable.
Había que comulgar con demasiadas ruedas de carreta para decir que eso era
democracia proletaria. Hay una cierta mala voluntad política en enfatizar los
totalitarismos de hace 15 años omitiendo los actuales.

-Pero a la luz de los derechos humanos hay matices bastante grandes. Millones
de muertos para ser más exactos.


-Es que todas esas discusiones, igual que las
discusiones sobre la violencia, son un poco hipócritas. Consiguen en cargar los
dados a un lado, enfatizar ciertos tipos de muerte y omitir otros. En el atentado
contra las Torres Gemelas murieron 2 mil personas y ese mismo día murieron 30
mil niños de hambre en el mundo. Si uno enfatiza que a los otros los mataron y que
tenían esperanza de vida, en cambio los niños se iban a morir igual, hay una
hipocresía, un cinismo galopante.

-Pero finalmente todos son repudiables ¿o no?


-A lo largo del siglo XXI hay dos
mil millones de pobres que van a ser exterminados sin que nadie les toque un pelo,
por el Sida, por la Malaria, por nuevas formas de tuberculosis. Frente a eso los
hipócritas van a llorar como lloró Aylwin al final de su mandato lamentando no
haber podido resolver el problema de la pobreza. Esos lagrimones debería haberlos
reservado contra el neoliberalismo.

-Usted es un marxista revolucionario, supongo.

-Los tiempos son difíciles, se hace
lo que se puede.

-Pero estos mismos tiempos parecen una confirmación de lo que Marx decía
pues toda nuestra forma de vida esta determinada por lo económico

-Marx esmuy profético: la globalización, la internacionalización del mercado, la capacidad
del capitalismo de reproducirse a sí mismo y poner toda cultura a su servicio ya
estaba puesto en el Manifiesto Comunista. Eric Hobsbawm, en el prólogo que
escribió a la edición por los 150 años del Manifiesto Comunista, decía que lo que
Marx planteaba entonces no era cierto sino en Inglaterra. Pero 150 años después es
cierto en todo el planeta. Eso es capacidad profética.

-¿Y cómo se manifiesta eso en Chile?


-Hay una intuición común a toda la
izquierda de que el modelo neoliberal funciona mucho mejor en democracia que en
dictadura. Eso produce un efecto perverso, porque lo que importaba de derrocar de
Pinochet no era su personalismo, sino que un modelo económico inhumano. Lo que
se logró es que Pinochet quedara dando vuelta unos años hasta que fue declarado
demente y el modelo quedara intacto. Si hace 20 años el problema era la dictadura,
ahora es qué hacer con la democracia.

-Pero tengo la sensación que el modelo no es exitoso porque lo legitime el
gobierno sino porque las personas creen que son más felices cuando más
consumen.


-Yo no estoy seguro de que la gente sea feliz en el consumo. Cuando el
PNUD le preguntó si eran felices se produjo una respuesta absurda: claro que
consumimos pero no somos felices. Y eso en términos políticos es relevante. El
agrado que produce el consumo es frustrante. Y esa frustración es acumulativa y
entonces la política de izquierda tiene que saber convertir en fuerza política la
frustración de los que consumen, no sólo la de los que no consumen. Esa es una
fuerza que va corrompiendo el sistema a través de la drogadicción, del suicidio, de
la falta de sentido de la vida. Todo acto de consumo promete placer. Cuando un
papá le compra la tele a los niños, el imaginario es que van a ver la tele juntos, y
cuando los cabros chicos se pelean por el control remoto el resultado es que la
expectativa de placer se frustra y lo que queda es un agrado de “por lo menos
tenemos tele”. La gente no compra objetos por los objetos, compra objetos por la
subjetividad que prometen, y cuando tienen los objetos tienen la experiencia real de
que esos objetos no dan lo que prometen. Que un señor le compre bicicletas a sus
hijos está bien, salvo porque sus hijos lo odian. Esta es una muestra flagrante de la
inhumanidad de la sociedad de consumo, es un problema político que la izquierda
debe asumir. Pero la izquierda no logra salir del imaginario clásico según el cual la
pobreza es el problema principal. La pobreza es un problema grave, pero el
consumo es tan grave como la pobreza.

-Pero lo que usted llama izquierda en verdad es algo bastante
ridículo…


-Justamente, yo he sostenido eso públicamente. Un revolucionario hoy no
debe sobrevivir a la represión tiene que sobrevivir al ridículo y obviamente si la
izquierda extraparlamentaria no tiene más del 3 por ciento es una ridiculez.

-El mayor problema quizás es el consumo de imaginario de mundo, o sea de
televisión. Eso es más elaborado que consumir zapatillas u objetos varios.

-La izquierda tiene que acostumbrarse a la idea de que estamos en el siglo XXI y de que
con el mimeógrafo no vamos a llegar muy lejos. La solemnidad y la jerarquía son
parte del imaginario totalitario de la izquierda clásica. La seriedad siempre esta de
parte del totalitarismo. El humor como argumento es también una idea de los
liberales.

-Y eso porque el liberalismo opera sobre la base de dudas, en cambio la
izquierda se aferra a sus pocas certezas.


-Esa es una generalización pero sí, la mayoría de los marxistas eran bastante tristones. Además este país se ha ido
poniendo cada vez más mediocre, más chato más oscurantista. Queda la sensación
de que en la dictadura teníamos más posibilidades de expresión, de oposición. Con
la Concertación el sentido común se ha ido achatando. Hay una falta de horizonte
radical de la oposición, o sea de todos los que tenemos en alguna parte de nosotros
una actitud antisistémica. Hay muchos que se han vuelto descreídos y apenas uno
deja de creer que la felicidad humana es posible se convierte en momio altiro.

-Pero en la tradición de la izquierda es hacer los cambios desde los partidos. Y
usted no milita en ninguno.

-Es necesario estar en una organización, no en un
partido. Yo creo que todos los que creen que el comunismo es posible deberían
llamarse comunistas, independiente de sí tiene el timbre del partido o no. Esa es la
firme, la política debe ordenarse en base al horizonte, cómo va a ser ese mundo sin
clases que queremos. El problema es que los mismos militantes del PC hace rato
que dejaron de hablar del comunismo. Y ordenaron todo en base a objetivos
electorales. Los bolcheviques hablaban en grande y la izquierda ahora habla en
chiquitito, con horizontes de dos años más, dos elecciones más.
*
¿Podría explicar brevemente en que consiste lo que ud. llama “Revolución por Internet”?


Somos dominados en red. No se puede hacer una oposición jerárquica, organizacionalmente monolítica, a un poder en red. Es necesario organizar la oposición global en red. Por otro lado, una iniciativa revolucionaria sólo puede ser global. Hoy existen medios tecnológicos para hacer política de manera global. Internet es ese medio. Todo revolucionario del siglo XXI debe tener como mínimo un modem. Hay que aprender a dar batallas en las grandes avenidas del planeta. Internet es ese mundo de grandes avenidas.

*
¿Cuál es su opinión acerca de lo que se ha llamado “nuevo socialismo”, especialmente en América Latina y con Hugo Chávez como figura más llamativa? ¿Cree ud. que este “nuevo socialismo” mejora o empeora la condición de los trabajadores?

El "socialismo" al estilo Chávez puede ser, indudablemente, un medio de mejorar la situación de los trabajadores, especialmente de los más pobres. Pero, dado que la tasa de explotación capitalista es enorme, dado que los niveles de sobre explotación y miseria masiva son abismantes, esto, en realidad no es muy difícil. Teniendo cobre o petróleo suficiente se puede repartir mucho bienestar, innecesariamente negado por el abuso capitalista, sin conmover todavía, en lo más mínimo, a los poderes globales. Se trata de repartir el exceso que la avidez no había querido repartir. Más allá de ese exceso, el "socialismo" de Chávez no representa el menor riesgo para el capitalismo global. Por eso existe. Porque sirve para descomprimir lo que la barbarie capitalista no había querido ceder. Hoy no es contradictorio mejorar situaciones locales confirmando con eso la estabilidad del poder global.

martes, 3 de junio de 2008

Madres de la Plaza de Mayo sobre las "Damas de Blanco"

«Primero, déjeme decirle que la Plaza de Mayo está en Argentina y en ningún otro sitio. Nuestro pañuelo blanco simboliza la vida mientras que esas mujeres de las que usted me habla representan la muerte. Ésta es la diferencia más importante y más sustancial que hay que señalar a los periodistas. No vamos a aceptar que nos comparen o utilicen nuestros símbolos para pisotearnos. Estamos en total desacuerdo con ellas.

Esas mujeres defienden el terrorismo de Estados Unidos. Defienden al primer país terrorista del mundo, el que más sangre tiene en las manos, el que más bombas lanza, el que invade más países, el que impone las sanciones económicas más duras a los demás. Estamos hablando de la nación que es responsable de los crímenes de Hiroshima y Nagasaki.

Esas mujeres no se dan cuenta de que la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo simboliza el amor por nuestros hijos desaparecidos, asesinados por los tiranos impuestos por Estados Unidos. Nuestro combate representa la revolución, la que nuestros hijos y nuestras hijas quisieron hacer. Su lucha es diferente, pues defienden la política subversiva de Estados Unidos, que sólo contiene opresión, represión y muerte»
Hebe de Bonafini, Pres.Asociación Madres de la Plaza de Mayo